¿Te has preguntado alguna vez qué sabor tenían los primeros vinos de la historia? ¿Crees que su sabor ha cambiado? ¡Averígualo aquí!
Con el paso de los años los avances en el mundo de la enología han afectado en el producto final. El color, el sabor y el olor del vino ha evolucionado con el paso de los años al perfeccionar la técnica de producción de los caldos. Pero ¿qué sabor tenían los primeros vinos?
RETSINA
El Retsina es un vino blanco resinado griego al que le otorgan más de dos mil años de antigüedad. Se distingue, precisamente, por su sabor con intensos matices a resina. Esto se debe a que originariamente, los griegos sellaban los recipientes de vino (las ánforas) con resina de pino que les permitía bloquear la entrada de oxígeno en los recipientes. Con el paso de los años, los romanos empezaron a usar barriles para poder evitar el uso de esta resina. El caso es que, el sabor que esta resina le daba al vino era tan popular que a día de hoy aún se conserva y consume.
En Grecia, la retsina local se produce por todo el país. Centros de producción importantes se localizan alrededor de Ática, Beocia y Eubea y, de hecho, la Unión Europea califica al retsina como Denominación de Origen Protegida y Denominación Tradicional de Grecia y partes de las regiones del sur de Chipre. Esta protección significa, por ejemplo, que un vino australiano, hecho en el sur de Australia, se puede llamar “vino resinado”, pero no “retsina”.
SABOR A RESINA
De esta manera podemos hacernos la idea de que, antiguamente, los vinos tenían todos un sabor “resinado”, precisamente por el uso de esta resina de pino que permitía conservar los caldos durante un periodo de tiempo más largo.
Afortunadamente con el paso de los años las nuevas técnicas nos permiten conservar el sabor y olor del vino intacto para poder disfrutar al máximo de todos sus matices.