Con la llegada del buen tiempo y el calor, cada vez más, apetece tomar una copa de vino blanco. Pero ¿cómo sabemos que está a la temperatura perfecta? ¡Aquí te lo contamos!


¿A quién no le ha apetece una copa de vino blanco “fresquita” durante una comida o cena con familia y amigos? Con la llegada del calor, el consumo de vino blanco se convierte en algo habitual y consumirlo en su temperatura ideal contribuye a una mejor experiencia gastronómica. ¡Por eso te damos una serie de consejos que te ayudaran a mejorar su consumo!
Ante nada, es preciso diferenciar los vinos blancos jóvenes de los de crianza puesto que la temperatura ideal para ellos es distinta.

VINO BLANCO JOVEN

En Primer Lugar, para los vinos jóvenes, se recomienda una temperatura de entre 6 y 8ºC. Pero si se trata de vinos con más cuerpo es aconsejable servirlos una 9ºC para poder disfrutar mejor todas sus connotaciones en boca y nariz.

VINO BLANCO CRIANZA

Para los vinos de crianza o fermentados en barrica normalmente se aconsejan temperaturas un poco más elevadas (entre 10 y 12ºC ) para poder optimizar su degustación potenciando su aroma y su sabor.
Puesto que la temperatura de servicio es importante en este tipo de vinos, es necesario ser consciente de que una vez servido el vino en una copa, su temperatura tiende a subir con relativa rapidez. Por ello siempre se recomienda que la copa no se llene nunca por encima de 2/3 partes. Esto nos permitirá disfrutar de nuestro oro líquido a su temperatura ideal 🙂
Y para los amantes del tinto haga frío o calor, recordad que podéis consultar nuestro ” vinómetro ” particular para optimizar al máximo sus propiedades.

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